lunes, 12 de marzo de 2012

La moral pública de la candidata presidencial del PAN



En un video promocional del voto entre panistas para elegir su candidato presidencial, Josefina Vázquez Mota afirma sin mayor rubor, palabras más palabras menos, que: para perseguir a la delincuencia es necesario no ser uno de ellos. La afirmación es correcta, pero cabe preguntarse si ella puede satisfacer su propia exigencia.

En un libro de Francisco Reveles intitulado: LAS MANOS SUCIAS DEL PAN Historia de un atraco multimillonario a los más pobres, publicado por Editorial Planeta el mes de junio de 2006, el autor relata la participación de la señora Josefina en el desvío de recursos públicos enunciado en el título de la obra.

Reveles da cuenta de una reunión de diputados panistas con Arnulfo Montes Cuen, dirigente de la Federación de Productores Agropecuarios, Forestales y Pesqueros, A. C. (FENPA), realizada el 2 de febrero de 2006 en el hotel Fiesta Americana de la ciudad de México. Previamente la Secretaría de Desarrollo Social, a cargo de Josefina Vázquez Mota, había aprobado 55 millones de pesos “como ayuda para vivienda rural, a 5,437 familias paupérrimas en 21 estados de la República.” (p. 19). Los diputados panistas querían que Montes Cuen depositara a una cuenta, a la cual ellos tenían acceso, la cantidad de 27.5 millones de pesos, la mitad del dinero asignado para los pobres. Cabe aclarar que Montes Cuen era “el operador que armó los padrones de esas miles de familias como titular de los derechos para recibir el recurso y como responsable de hacer llegar las ayudas.” PP. 19-20) La negativa le costó la cárcel al señor Montes Cuen, apenas 72 horas después de haberla expresado. De todos modos, los 55 millones de pesos habrían ido a parar a una organización fantasma, integrada por empleados de la fracción parlamentaria del PAN. (p. 27)

En el capítulo “4. Cómo empezó todo”, se dice: “este operativo comienza en forma aparentemente legal el 14 de abril de 2005, cuando Vázquez Mota se reúne con varios diputados federales panistas y entonces se acuerda asignar 15 millones de pesos del Programa Vivienda Rural, a través de FENPA, a poco más de tres mil familias.” (p. 33). Y meses después se autorizan 40 millones de pesos más para completar la cifra de 55 millones adicionales para vivienda rural. Luego la fracción parlamentaria del PAN pidió a nombre de Montes Cuen que se elaborara una ampliación del número de familias que supuestamente iban a ser beneficiadas, así se habría completado la cifra de 5,437 familias.

“Sedesol recibió todos los expedientes y los respectivos archivos electrónicos el 23 de noviembre de 2005. Para el Día de la Guadalupana, 12 de diciembre, los 55 millones estaban autorizados.” (p. 34). Pero por cuestiones administrativas del gobierno de Fox se retardó el ejercicio de los recursos, “Sedesol optó entonces por registrar y contabilizar 54,993,243 pesos ‘como gasto devengado no pagado al 31 de diciembre de 2005’ para ser liquidado en los primeros tres meses del ejercicio fiscal de 2006 a través del ramo administrativo 30 denominado ‘adeudos de ejercicios fiscales anteriores’, donde quedó encapsulado.” (ibid). El autor afirma “que definitiva y comprobadamente sí se usó dinero de programas sociales para campañas electorales de Acción Nacional.” (ibid).

Antes el autor nos ha dicho: “Se requiere conocimiento pleno del padrón de beneficiarios, de las comunidades en que habitan, diseñar las entregas de cemento, lámina, tabicón, arena, grava, polines para sustentar techumbres, láminas, ventanas de herrería, alambre recocido, material eléctrico, tinacos –que por cierto se distribuyen en grandes centros de acopio y no se adquieren en cada región-, todo lo cual es imposible de armar en unos pocos días o semanas.” (p. 31).

Como el dirigente de la FENPA fue encarcelado por negarse a participar en el desvío de recursos, y la organización fantasma creada ex profeso para simular la asignación del dinero no podía distribuirlo, delegados de FENPA efectuaron un trabajo de campo para averiguar a dónde había ido a parar.

Durante el proceso electoral el dinero habría sido utilizado en la campaña del candidato presidencial, para regalar cemento y materiales de construcción para comprar votos, para comprar miles de sombrillas regaladas en mítines, y otras muchas triquiñuelas a que los dos partidos oficiales y casi únicos nos han acostumbrado a lo largo de su triste y nefasta historia. (pp. 37 y 38 y sigue). 


Josefina tiene razón, para perseguir a los delincuentes no hay que ser uno de ellos.